Poker de "pitos" II
He ganado. ¿acaso alguien lo dudaba? No ha habido apuestas. Recupero todo lo mío y las mínimas ganancias.
Siento, señores lectores, hacerles partícipes de tan deprimente y decepcionante partida. Créanme que para mí lo es tanto como para ustedes... ¿pero por qué escribir esto entonces?
Porque: 1- NADA es lo que parece
2- TODO es un juego. Cada uno de nuestros movimientos es como tirar un dado. Cada una de nuestras elecciones es una estrategia. Cada una de nuestras celebraciones es un país conquistado en el Risk. Cada día es un tablero de parchís, en el que avanzas, comes, te comen y te mandan de vuelta a casa.
Y ¿por qué poker?
Porque creemos conocer a los demás jugadores. Creemos conocer sus cartas. Creemos poder descifrar su jugada. Pero lo cierto es que en este juego todo el mundo oculta sus cartas. Todo el mundo miente y engaña. Y solo cuando ya se ha arriesgado uno lo suficiente como para no tener nada que perder, levanta sus cartas, desvelando con ello todo. Y entonces uno se da cuenta de lo lejos que estaba su intuición de la realidad.
Pero a veces también pasa, como a mí en esta partida, que uno está dispuesto a apostar. Dispuesto a arriesgarse y a levantar sus cartas. Y si no hay buenos jugadores, verdaderamente interesados en el poker, nada está en juego realmente. No hay poker.
Así que espero que la próxima partida cuente con jugadores que estén dispuestos a arriesgar. Que no me hagan preparar la mesa solo para sentir la emoción de sentarse entorno al tapete de color verde.
Por de pronto, tengo mejores cosas que hacer. Así que por un tiempo no os aburriré más con aburridas partidas de poker.
Siento, señores lectores, hacerles partícipes de tan deprimente y decepcionante partida. Créanme que para mí lo es tanto como para ustedes... ¿pero por qué escribir esto entonces?
Porque: 1- NADA es lo que parece
2- TODO es un juego. Cada uno de nuestros movimientos es como tirar un dado. Cada una de nuestras elecciones es una estrategia. Cada una de nuestras celebraciones es un país conquistado en el Risk. Cada día es un tablero de parchís, en el que avanzas, comes, te comen y te mandan de vuelta a casa.
Y ¿por qué poker?
Porque creemos conocer a los demás jugadores. Creemos conocer sus cartas. Creemos poder descifrar su jugada. Pero lo cierto es que en este juego todo el mundo oculta sus cartas. Todo el mundo miente y engaña. Y solo cuando ya se ha arriesgado uno lo suficiente como para no tener nada que perder, levanta sus cartas, desvelando con ello todo. Y entonces uno se da cuenta de lo lejos que estaba su intuición de la realidad.
Pero a veces también pasa, como a mí en esta partida, que uno está dispuesto a apostar. Dispuesto a arriesgarse y a levantar sus cartas. Y si no hay buenos jugadores, verdaderamente interesados en el poker, nada está en juego realmente. No hay poker.
Así que espero que la próxima partida cuente con jugadores que estén dispuestos a arriesgar. Que no me hagan preparar la mesa solo para sentir la emoción de sentarse entorno al tapete de color verde.
Por de pronto, tengo mejores cosas que hacer. Así que por un tiempo no os aburriré más con aburridas partidas de poker.