Os imagináis....?

"Llora, no te avergüences de tus lágrimas. Si alguien es capaz de llorar, todavía no se ha perdido la esperanza."
Fascinada, pude ver por primera vez el extraño fenómeno de las lágrimas. Brotaban de sus ojos y como cuentas brillantes rodaban por sus mejillas para, en forma de hilillos, ir a perderse entre los pliegues de su vestido, los rizos de su cabello o quién sabía dónde...
Pero yo no había dejado mi asombro dentro de la casa, sino que cruzó conmigo el umbral, como si no pensara en abandonarme.
Una sombra gigantesca se abatió sobre mí, que caí de rodillas y oculté la cara entre las manos. Había visto lo suficiente como para sentir miedo. El cielo ya no era gris, sino que se había tornado completamente azúl, y con un círculo que parecía de fuego brillaba en el centro de él, proyectando sobre la tierra aquella luz que cubría la isal entera. Y aquella sombra que yo veía enredándose entre mis dedos, proyectándose en el suelo y sobre mí... La seguí con mis ojos aterrados hasta dar con ellos. Eran bonsáis. Pero bonsáis gigantes, que brotaban del mismo suelo y parecían querer tocar el cielo, mientras el viento los cimbreaba a su capricho, a uno y otro lado.
Grité con todas mis fuerzas.



Un cuento para niños. Pero quizá no sea tan descabellada la idea de que algún día nadie tendrá sensibilidad para llorar; el cielo se vuelva completamente gris oculto por una capa de ingratitud humana; los árboles no crezcan consumidos por el egocentrismo de la sociedad; y el sol deje de brillar cansado de iluminar las proezas humanas. Yo sí gritaría entonces.