Caminante maleante
Se me ocurren tantas cosas que decir acerca de esto.... Me vienen a la cabeza diferentes cosas, inconexas entre ellas, pero que podrían trazar un zig-zag que las relacionara de forma indirecta de alguna forma....
Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Caminante no hay camino, sino estelas en la mar. Y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.
Todo lo que hacemos queda atrás, y pasa instantáneamente a formar parte de nuestro pasado, de nuestra vida, de nosotros mismos.
Todas nuestras acciones repercuten de alguna forma en nuestro entorno, porque al actuar modificamos inevitablemente lo que nos rodea, cambiando su dirección. Y en consecuencia, cambiamos la realidad que nos delimita, alterando el rumbo de nuestro camino, pues sus lindes ya no son los mismos. Robert Speaman lo compara con una partida de ajedrez, en la que cada movimiento de un jugador trae consigo el contramovimiento de su oponente. Como véis, todo es equiparable a un juego, ya puede ser poker, ajedrez o parchís. Pero a lo que voy ahora es: Está claro que nosotros dirigimos nuestra vida y labramos nuestro camino. ¿pero realmente tenemos nuestro destino en nuestras propias manos?
Es cierto que al actuar interaccionamos inevitablemente con la realidad, modificándola, y alterando así las circunstancias de nuestro destino. Pero también es cierto que la realidad también actúa sobre nosotros, inevitablemente, alterando en nosotros cosas que no controlamos. Tenenmos influencia en los demás, y ellos en nosotros. Y no podemos hacer nada al respecto.
Pero no deja de ser cierto que poseemos cierto control sobre nuestro destino, nuestro pasado y nuestro presente. Y todo ello forma parte de lo que fuimos, somos y seremos. No podemos hacer ciertas cosas sin tener en cuenta todo esto.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Caminante no hay camino, sino estelas en la mar. Y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.
Todo lo que hacemos queda atrás, y pasa instantáneamente a formar parte de nuestro pasado, de nuestra vida, de nosotros mismos.
Todas nuestras acciones repercuten de alguna forma en nuestro entorno, porque al actuar modificamos inevitablemente lo que nos rodea, cambiando su dirección. Y en consecuencia, cambiamos la realidad que nos delimita, alterando el rumbo de nuestro camino, pues sus lindes ya no son los mismos. Robert Speaman lo compara con una partida de ajedrez, en la que cada movimiento de un jugador trae consigo el contramovimiento de su oponente. Como véis, todo es equiparable a un juego, ya puede ser poker, ajedrez o parchís. Pero a lo que voy ahora es: Está claro que nosotros dirigimos nuestra vida y labramos nuestro camino. ¿pero realmente tenemos nuestro destino en nuestras propias manos?
Es cierto que al actuar interaccionamos inevitablemente con la realidad, modificándola, y alterando así las circunstancias de nuestro destino. Pero también es cierto que la realidad también actúa sobre nosotros, inevitablemente, alterando en nosotros cosas que no controlamos. Tenenmos influencia en los demás, y ellos en nosotros. Y no podemos hacer nada al respecto.
Pero no deja de ser cierto que poseemos cierto control sobre nuestro destino, nuestro pasado y nuestro presente. Y todo ello forma parte de lo que fuimos, somos y seremos. No podemos hacer ciertas cosas sin tener en cuenta todo esto.
posted by kwaku Ananse at 5:58 AM
4 Comments:
Te parece poco potencial poder cambiar con tus acciones todo tu entorno? aunque esas acciones (solo en parte) sean fruto de ese mismo entorno... creo que deberíamos verlo más como una ventaja, que como un inconveniente.
Suerte en exams! (y gracias por pertenecer a ese entorno..)
Ey!!!! no tienes que agradecer nada!!!!!! Yo no estaría ahí si no lo apreciara como lo hago. Me gusta interaccionar en ese entorno, y de hecho, lo echo mucho de menos, sobre todo ahora que estoy encerrada memorizando fármacos.... En fin, que ya tengo ganas de veros!!!!!! Ánimo y muxa suerte. Muxu!!
POr cierto, esto es el "efecto mariposa". Y para quien no haya visto la peli, que la vea.
Pues sí que tenemos el destino en nuestras propias manos. En realidad no completamente, pero cuanto más nos lo creamo, más control tendremos sobre nuestro destino. Así que juguemos a ser Dioses todopoderosos sobre nosotros mismos, sustituamos de nuestro vocabulario la palabra casualidad por causalidad y a sonreir que mañana va a ser un gran día. Se llama creer en uno mismo, se llama autoterapia, trabajarse. Un toulousarra...
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