Jueves
Bueno, antes de seguir debo aclarar lo de mi identidad. Resulta que el jueves, Juan se enteró de quién soy, y si no se lo digo yo parece que no lo hubiera descubierto nunca... Mi duda es si ahora tiene sentido seguir ocultando mi identidad. Lo cierto es que ha sido divertido descubrir que nadie sospechara que fuera yo quién escribia estas cosas. Debería eso alegrarme o preocuparme? No lo sé. Por un lado creo que he conseguido el factor sorpresa. Por otro lado esperaba que alguien me descubriera... Bueno, el motivo de mi oculta identidad viene con fin de desorientar a Juan. Para los que aun no lo sabéis, soy Albiyutxi.
Habiendo aclarado ya esto comienzo la narración:
Jueves. Como todos los días mi despertador no sonó. O quizá sonó y yo no lo oí. O quizá lo apagué y no me acuerdo. Resultado: Joder!!!!! las 12!!!!!!! ya me he dormido otra vez... Mañana poco productiva...
A la tarde, ensayo "multitudinario" de 5 a 7. Bien. Buena onda, como dirían algunos. Ya de vuelta, surge el plan de ir a cenar pinchos por lo viejo. Allí quedamos. Decidimos poner bote para ahorrar incomodidades y tiempo a la hora de pagar. 10 euros cada uno. "Cuando se acabe el bote nos vamos a casa". Comenzamos la gira de pinchos. Los de pimiento fueron los que más triunfaron. Pero para "alguno" no era suficiente lo de los pinchos, y exigió ir a algún sitio donde se pudiera comer algo de consistencia. Y la verdad, que fue una de las grandes ideas de la noche. Lo cierto es que entramos en un bar, y poco le quedaba ya para cerrar. A pesar de todo nos atendieron. 2pinchos de pimiento, una ensaladilla rusa, unas bravas, un bocata, 2cañas y 1tinto. No sabemos muy bien por qué, quizá fuera la oferta de cierre cuando van a tirar ya los pinchos y entonces no los cobran, quizá fuera el estado de embriaguez de la camarera, pero todo esto nos costó 8 euros. 8 euros!!!!!! Claro, como podréis imaginar, con ofertas así el bote duró mucho más de lo previsto...
Nuestro camino después siguió una orientación muy diferente. El plan ya era claramente más festivo, y seguía los pasos de un personaje femenino a cuya "búsqueda" dedicamos la estrategia barística. "Yo creo que puede estar en...." "Vamos". Y así vagamos por las calles de lo viejo. Hasta que definitivamente el plan volvió a cambiar de rumbo. Ahora debíamos encontrar material para fundir el bote los más rápido posible y llegar a casa con un buen morao.... Nuestro nuevo destino nos llevó a la cumbre de la noche. Acabamos bailando reggae del bueno, bastante moraos en un bar en el que la intimidad duró lo suficiente como para estar muy muy a gusto durante un buen rato. Y fue entonces cuando comprendí realmente el reggae. Nunca había llegado a ese punto de entendimiento. Pero la cara de completa felicidad del camarero, casi en trance, cuando bailaba con nosotros me hizo ir más allá de lo que había llegado hasta ahora con este tipo de música. Y es que una de mis limitaciones es que en general no conozco las letras. Solo las melodías. Y las letras aportan un nivel de entendimiento mucho mayor.
Fue una gran noche, noche de fiesta para el alma, y no solo para el cuerpo. Son pocas las que he pasado así. Una gran noche.
Habiendo aclarado ya esto comienzo la narración:
Jueves. Como todos los días mi despertador no sonó. O quizá sonó y yo no lo oí. O quizá lo apagué y no me acuerdo. Resultado: Joder!!!!! las 12!!!!!!! ya me he dormido otra vez... Mañana poco productiva...
A la tarde, ensayo "multitudinario" de 5 a 7. Bien. Buena onda, como dirían algunos. Ya de vuelta, surge el plan de ir a cenar pinchos por lo viejo. Allí quedamos. Decidimos poner bote para ahorrar incomodidades y tiempo a la hora de pagar. 10 euros cada uno. "Cuando se acabe el bote nos vamos a casa". Comenzamos la gira de pinchos. Los de pimiento fueron los que más triunfaron. Pero para "alguno" no era suficiente lo de los pinchos, y exigió ir a algún sitio donde se pudiera comer algo de consistencia. Y la verdad, que fue una de las grandes ideas de la noche. Lo cierto es que entramos en un bar, y poco le quedaba ya para cerrar. A pesar de todo nos atendieron. 2pinchos de pimiento, una ensaladilla rusa, unas bravas, un bocata, 2cañas y 1tinto. No sabemos muy bien por qué, quizá fuera la oferta de cierre cuando van a tirar ya los pinchos y entonces no los cobran, quizá fuera el estado de embriaguez de la camarera, pero todo esto nos costó 8 euros. 8 euros!!!!!! Claro, como podréis imaginar, con ofertas así el bote duró mucho más de lo previsto...
Nuestro camino después siguió una orientación muy diferente. El plan ya era claramente más festivo, y seguía los pasos de un personaje femenino a cuya "búsqueda" dedicamos la estrategia barística. "Yo creo que puede estar en...." "Vamos". Y así vagamos por las calles de lo viejo. Hasta que definitivamente el plan volvió a cambiar de rumbo. Ahora debíamos encontrar material para fundir el bote los más rápido posible y llegar a casa con un buen morao.... Nuestro nuevo destino nos llevó a la cumbre de la noche. Acabamos bailando reggae del bueno, bastante moraos en un bar en el que la intimidad duró lo suficiente como para estar muy muy a gusto durante un buen rato. Y fue entonces cuando comprendí realmente el reggae. Nunca había llegado a ese punto de entendimiento. Pero la cara de completa felicidad del camarero, casi en trance, cuando bailaba con nosotros me hizo ir más allá de lo que había llegado hasta ahora con este tipo de música. Y es que una de mis limitaciones es que en general no conozco las letras. Solo las melodías. Y las letras aportan un nivel de entendimiento mucho mayor.
Fue una gran noche, noche de fiesta para el alma, y no solo para el cuerpo. Son pocas las que he pasado así. Una gran noche.
1 Comments:
totalmaente deacuerdo
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